Los deportes nos llevan al límite, y cuando estamos al borde de ese precipicio, llenos de determinación y pasión, sucede lo inesperado: un momento dorado. Les pedimos a todos, desde aficionados de ligas recreativas hasta exitosos deportistas, que compartieran sus momentos dorados en el deporte. Asombrosamente, estos recuerdos rara vez se relacionan con algo que asociaría a una jugada importante: encestar un triple para ganar el partido, conectar un jonrón con las bases llenas o anotar un gol en tiempo complementario. En lugar de eso, casi siempre tienen que ver con las amistades, relaciones y vínculos entablados, con la gente que los apoyó en los momentos difíciles, los alentó a enfrentar sus problemas y los ayudó a aprender y crecer.
Durante un taller de crianza de hijos realizado hace poco, un retirado corredor de fútbol americano de la División I de la NCAA compartió su momento dorado. Todos esperaban escuchar algo sobre una emocionante victoria transmitida por televisión nacional o una corrida de 30 yardas para hacer un touchdown. Pero en su lugar, mientras se le llenaban los ojos de lágrimas, este enorme hombre también habló de vínculos y segundas oportunidades.
La universidad había sido una época difícil para él. En el colegio era una superestrella y todo le había resultado fácil. En la cancha y fuera de ella había sido exitoso e inmensamente popular. Ahora, en una etapa más grande, lejos de la familia y los amigos, todo se había derrumbado. No rendía en la cancha ni en clases, y el fracaso que nunca antes había experimentado lo carcomía por dentro. En los entrenamientos se le hacía difícil seguir el complejo libro de jugadas. Perdía oportunidades, malinterpretaba la defensa y dejaba caer pases simples. Enojado y frustrado, comenzó a comportarse mal. Hubo discusiones con otros jugadores que terminaron a empujones, casilleros aplastados y camillas de masaje que volaron por el aire. Su mala actitud e infantiles travesuras en los vestuarios llamaron la atención de sus entrenadores, y se consideró sacarlo del equipo.
“Mi entrenador podría haberme sacado”, recuerda. “Yo le había dado razones de sobra”. En lugar de eso, el entrenador separó el comportamiento del individuo; vio a la persona interior, cuyo sufrimiento estaba reprimiendo su potencial, y conversó con el chico, lo aconsejó. Lo regañó varias veces por su comportamiento y estableció límites. “No puedes actuar de esa manera”, dijo. “¡Eres mejor que eso!”. Esta mezcla de firmeza y aceptación marcó toda la diferencia.
No hay nada peor que ser juzgado por el comportamiento cuando no se está pasando por un buen momento. Tener a alguien que vea más allá de eso es un regalo maravilloso.
La lección y valores que este entrenador le enseñó al jugador perduran en la crianza de sus propios hijos: “Ser tratado de esa manera me dio la capacidad de ver más allá de las rabietas y mal comportamiento de mis hijos. Todavía digo: ‘¡Eh! No puedes comportarte así’. Pero no me enfrasco en el sentimiento puro. Le digo: ‘Eres mejor que eso. Algo más está ocurriendo. No. No grites ni chilles. Dime qué pasa’. Eso ha marcado toda la diferencia”.
Descubra su momento dorado
Cambie su enfoque. Quédese en el fundamento de la experiencia saludable y no en el peligroso terreno de las experiencias anteriores no resueltas:
Haga un alto. Piense y recuerde algún momento dorado de su propia experiencia con juegos, partidos y deportes. Un recuerdo hermoso y sencillo. Visualícelo. Quédese ahí y disfrútelo.
Luego descríbalo. Piense en tres razones por las que fue un momento dorado. Por ejemplo, ¿fue el momento en que se entabló una amistad?, ¿fue porque alguien le dedicó tiempo o quizás alguien reconoció su verdadero esfuerzo pese a que perdió el partido?
Piense en cómo puede ayudar a crear una experiencia similar para su hijo. ¿Puede ayudar a construir ese tipo de recuerdos para sus hijos?, ¿puede ayudarles a construir sus propios recuerdos al estar presente y crear oportunidades para que ellos experimenten sus propios momentos dorados?
From Kim John Payne, Luis Fernando Llosa, & Scott Lancaster. Más allá del triunfo: Cómo educar a tus hijos de manera inteligente en un ambiente deportivo toxicó, Lyons Press, (Connecticut, 2013)