Es notable cómo más padres están cuestionando la cultura de exigirle demasiado a los niños en el deporte. He sido una especie de trovador de la crianza de los hijos, viajando por el mundo dictando innumerables charlas y talleres sobre este tema, y he visto cómo el asunto de presionar a los niños muy pronto ha pasado de los márgenes al centro de lo que los padres están pensando. Algo está mal, muy mal, con lo que se nos ha dicho que es “normal” para nuestros niños, y una gran cantidad de padres está buscando una manera de articular lo que para muchos es una corazonada. Los padres también están buscando una alternativa sensata que no los obligue a poner de cabeza sus estilos de vida, un cambio que puede desembocar en sus familias, pero que a pesar de todo establezca una trayectoria nueva y mucho más saludable para sus hijos. Después de hacer un cambio en su vida familiar alejándose del agobio sensorial que se ha convertido en la nueva normalidad hacia un enfoque más considerado, un padre dijo recientemente: “Siento que ahora estoy parado en mi propio terreno. Antes, me sentía avasallado por un montón de expectativas. Todo se ha vuelto más fácil”. Por otra parte, los padres de una niña que practicaba esquí de descenso de elite me dijeron después de un taller que “todo esto está destrozando a nuestra familia. Está totalmente fuera de control y es necesario que hagamos algo al respecto”.
Cuando trabajé como voluntario con niños en zonas de guerra y campos de refugiados, llegué a reconocer la mirada del agobio y el trauma. Veo esa misma mirada en los ojos de muchos niños en Estados Unidos. Si bien nuestros niños por supuesto no están experimentando las privaciones físicas que surgen de vivir en una zona de guerra, se encuentran no obstante en medio de una guerra no declarada a la niñez. A la cabeza de la lista de potenciales agresores está una experiencia deportiva que los está presionando demasiado fuerte cuando todavía son muy jóvenes.
En mi Australia natal, tanto en natación como en fútbol avancé de las categorías menores al nivel juvenil de elite nacional. La natación competitiva se puede describir con justicia como una obsesión nacional en Australia. ¿De qué otra forma este país, con una pequeña población, se ubica regularmente entre los tres primeros ganadores de medallas olímpicas del mundo? Experimenté personalmente destellos de lo mejor que puede dar el deporte y estoy agradecido de eso, pero también estuve expuesto a la profunda oscuridad de lo peor en el duro sobreentrenamiento y manipulación de niños. Como muchos otros exdeportistas juveniles de elite, ahora vivo con importantes lesiones físicas causadas por el implacable trabajo de entrenamiento para ser el mejor.
Hay algo absolutamente maravilloso en los juegos y los deportes. He sido entrenador de básquetbol de secundaria desde la década de los ochenta y he participado en resultados increíbles, tanto en términos de resultados en la cancha como en el crecimiento de la salud emocional e inteligencia social que son posibles cuando uno se acerca al deporte de una manera en que pone el desarrollo del niño primero.
Padres de todo el mundo están buscando maneras de navegar por el deporte infantil y juvenil. Ha llegado el tiempo de criar Niños Integrales a través del deporte, y su potencial es amplio. ♦
From Kim John Payne, Luis Fernando Llosa, & Scott Lancaster. Más allá del triunfo: Cómo educar a tus hijos de manera inteligente en un ambiente deportivo toxicó, Lyons Press, (Connecticut, 2013).