Las críticas, ofensas e insultos son parte importante de la cultura de equipo de mi hijo. ¿Qué puedo hacer?
Discusión: Usted no está solo; este es un problema social, uno que ha alcanzado niveles epidémicos en todos los deportes. Los niños imitan el comportamiento antisocial que observan en televisión, que captan de los adultos o ven en niños mayores de la escuela. Los insultos son una parte integral del ciclo de bullying, ritual de iniciación y hostigamiento. Implica la exclusión sutil de una persona o pequeño grupo de personas. Es posible que socialmente sea tolerado, pero no debiera serlo, no debiera tomarse estas críticas tan a la ligera; hacen más que solo denigrar a alguien. Hay un tema mucho más grande aquí: es una forma de lucha social que rápidamente puede conducir a un comportamiento discriminatorio más peligroso. Independiente de si es en la cancha, en el patio de recreo, en casa o en un pasillo de la escuela, es una forma de deshumanización estilizada. Y, como dijimos antes, la deshumanización, cuando no se hace nada al respecto, puede conducir a algo mucho peor. Cuando los niños deportistas y sus padres deshumanizan a sus oponentes en competencias deportivas, este comportamiento anticomunitario de “nosotros vs. ellos” da cabida a riñas, altercados y cosas peores, como ha quedado en evidencia de forma inquietante en todo Estados Unidos en los últimos años. Vemos a jugadores y padres pelear entre sí, brutales agresiones a los árbitros y, en un caso extremo, un padre que mató a otro durante una disputa en una cancha de hockey. El problema de los insultos realmente debe ser cortado de raíz, ya que es la primera etapa en un espectro de comportamiento negativo que, en su forma extrema, puede conducir a acciones antisociales verdaderamente terribles.
¿Por qué los niños se comportan de esta manera? Es posible que estén imitando a otros, pero el asunto es más complejo. En primer lugar, cuando un niño ve que todos a su alrededor critican a las personas, a menudo piensa que va a salir ganando si él también se pone a la ofensiva. Se vuelve una forma de autoprotección o comunicación defensiva. Los niños también suponen que al involucrarse en las humillaciones e insultos pueden mejorar su propio estatus social. Los artistas de la humillación rápida lucen rudos, populares y dominantes.
Solución: Eso, por supuesto, no es verdad. Muéstrenos, en cualquier parte, en cualquier deporte, un deportista verdaderamente respetado que insulte. Los líderes—los capitanes de equipo—son respetuosos y se preocupan de sus compañeros; es por eso que son admirados. Hable con sus hijos sobre esto, dígales que los niños que escalan posiciones y llegan a ser líderes son los que se preocupan de sus compañeros y los apoyan en lugar de debilitarlos. Por otra parte, los jugadores que insultan a la larga terminan solos. Explique a sus hijos que es posible que los chicos que insultan en su equipo parezcan seguros de sí mismos, pero a menudo bajo todo esa arrogancia son inseguros, y se nota. Mientras más insulta, más muestra a los jugadores de su equipo y otros equipos que no es seguro de sí mismo.
Sea directo con su hijo de 10 años, él entenderá. Dígale que esa no es la manera de proceder. En su libro Best Friends, Worst Enemies: Understanding the Social Lives of Children (Mejores amigos, peores enemigos: Guía para entender la vida social de los niños), Michael Thompson discute el tema de las humillaciones, la exclusión y el bullying como un método de ganar popularidad. El autor expone el mito de que tal comportamiento eleva el prestigio de los niños en los entornos de grupo. De hecho, no impresionan a nadie; pueden ser divertidos o parecer populares en un determinado momento, pero ese tipo de comportamiento no lo acerca a amistades duraderas.
Los niños practican deportes principalmente para divertirse y hacer amigos, y los insultos no conducen a amistades profundas, más bien llevan a alianzas breves y superficiales. En un nivel instintivo, cuando se comporta de esa manera, le muestra a sus compañeros que es alguien que podría volverse en contra de ellos también, en cualquier momento. Si un niño es irrespetuoso con jugadores de otros equipos, los chicos de su propio equipo van a alejarse. Es posible que en un principio parezca rudo y popular, pero lo que realmente está mostrando es que es impredecible y que no se puede confiar en él. Obviamente, tiene pocos límites personales. Esa negatividad, si es su amigo, podría volverse contra usted en un solo instante. Puede parecer que todo esto pudiera superar a un niño típico de 10 años, pero descubrimos que al preguntarles sobre esto de manera adecuada a su edad, los niños lo entienden; de hecho, realmente lo entienden.
Enseñe a sus hijos con su propio ejemplo; es un ejemplo poderoso. Haga un ejercicio familiar para eliminar las críticas. Tome conciencia de sus propios insultos inadvertidos, no nos damos cuenta cómo nos criticamos entre nosotros todo el tiempo, ya sea que seamos marido y mujer o hermano y hermana. Desafortunadamente, esto se transforma en un marco de referencia para nuestros hijos. Si comete un error —los cometemos todo el tiempo— está bien, simplemente replantee su comentario de una manera positiva. Sabemos lo difícil que es, pero siga intentándolo. Incluso pueden hacer un ejercicio familiar de eso y fijarse en cuántas veces se critican entre ustedes sin darse cuenta. Tomar conciencia de este comportamiento que pasa desapercibido, incluso cuando esto solo implica percatarse y hacer un alto cuando se realiza, es potente. ♦
From Kim John Payne, Luis Fernando Llosa, & Scott Lancaster. Más allá del triunfo: Cómo educar a tus hijos de manera inteligente en un ambiente deportivo toxicó, Lyons Press, (Connecticut, 2013).