Además de saber cómo su propio historial deportivo puede afectar la experiencia deportiva de su hijo, también es importante saber qué lo provoca cuando observa a su hijo participar en deportes. Los factores gatillantes son aquellos que rápidamente —de forma casi instantánea— hacen que usted se enfade o altere cuando su hijo está jugando y que pueden desencadenar un comportamiento negativo. Algunos de los factores gatillantes de enfado más comunes para los padres en el deporte son:
• Ver que su hijo se lesiona.
• No estar de acuerdo con las decisiones del árbitro.
• Creer que el entrenador está tratando mal a su hijo.
• Objetar la manera en que otros padres tratan a su hijo.
• Pensar que su hijo no está rindiendo bien y que no se está esforzando lo suficiente.
• Sentir celos cuando los compañeros de equipo de su hijo tienen éxito en la cancha.
Es de gran ayuda saber qué factores lo provocan, ya que cuando sabe exactamente cuáles son, puede aprender de forma más fácil la manera de calmar su enojo y responder más adecuadamente en una situación determinada.
Las razones subyacentes más comunes por las que los padres sobrerreaccionan cuando sus hijos practican deportes
1. Vemos los deportes como una manera de superar las dificultades económicas (para acceder a becas).
2. Nos vemos agobiados por la ansiedad de si nuestro hijo será lo suficientemente aplicado y competitivo para tener éxito en la vida.
3. Queremos que nuestros hijos tengan el éxito que nosotros mismos no tuvimos en las canchas.
4. Sentimos un deseo apremiante de que nuestros hijos sigan nuestros pasos y repitan nuestro supuesto éxito en un deporte específico.
5. Nos sentimos vulnerables y expuestos cuando nuestros hijos rinden bien o mal en público. Vemos a nuestros hijos como extensiones de nosotros mismos. Lo tomamos como algo personal.
6. Tenemos temas emocionales no resueltos provenientes de nuestra propia experiencia deportiva en la juventud.
7. Nos frustramos cuando nuestros hijos no repiten de forma exacta los estilizados movimientos de los deportistas profesionales que vemos en televisión, pese a que claramente aún no tienen la capacidad física de hacerlo. Simplemente no pueden moverse de esa manera todavía.
Desactívese: cruce el campo minado emocional
Parte de aprender la manera de reconocer lo que lo provoca y mitigarlo también es conocer la forma en que su propio historial deportivo muchas veces gatilla estos factores. Una vez que sepa cómo su historia afecta sus percepciones y sentimientos actuales, será posible identificar más fácilmente cuándo esa es la razón verdadera por la que está sobrerreaccionando y, en lugar de eso, enfocarse en el presente y la situación de su hijo. Los siguientes son cuatro métodos para eliminar de sus comentarios el trasfondo biográfico.
1. Hable menos y escuche más. Sea testigo y espectador. No es necesario que actúe como comentarista deportivo. Reduzca la cantidad de veces que habla a la mitad, y luego, nuevamente a la mitad. De verdad. . . la mitad, y luego la mitad de nuevo.
2. Diga lo que ve. Si tiene que hablar, diga lo que ve: “El equipo realmente repuntó en el segundo tiempo. Ustedes dominaron la pelota muy bien y fortalecieron la defensa”. “Sí, lo que vi fue que… ”
3. Plantee una pregunta. Realice una pregunta en lugar de hacer una afirmación. Por ejemplo, si cree que su hijo no hizo el mayor esfuerzo, no diga: “No parecía que estuvieras dejándolo todo en la cancha”, o “realmente estabas holgazaneando”. En su lugar, intente algo como: “¿Te sentiste algo cansado hoy?”.
4. Escoja con cuidado sus comentarios. Recuerde relatar los éxitos genuinos y a menudo sutiles de su hijo. No lo critique ni elogie excesivamente. Algo simple y preciso como: “Hijo, esa vez que te caíste y, sin embargo, te levantaste rápidamente y retomaste la defensa realmente pareció ayudar”, marca exactamente la pauta adecuada.
From Kim John Payne, Luis Fernando Llosa, & Scott Lancaster. Más allá del triunfo: Cómo educar a tus hijos de manera inteligente en un ambiente deportivo toxicó, Lyons Press, (Connecticut, 2013).